
El grosor de una botella de vidrio puede variar según su tamaño y su uso previsto. En general, las botellas de vidrio suelen ser más gruesas en la base y se van afinando hacia la parte superior para darles mayor estabilidad.
Las botellas de vidrio para bebidas suelen tener un grosor de entre 2 y 3 milímetros, mientras que las botellas más grandes para almacenar productos químicos o de laboratorio pueden tener un grosor de hasta 10 milímetros o más.
Algunas botellas de vidrio también están reforzadas con capas adicionales de vidrio o con materiales compuestos para mejorar su resistencia y durabilidad.